ADONDE NOS DIRIGIMOS?
El tiempo juega un papel principal en todo lo que acontece, aunque parecería en su trayectoria es indefinida, lo real es que para la humanidad el tiempo impone sus límites fijos e inapelables con los que marca etapas aprovechadas por unos y despilfarradas por las mayorías. Esta última etapa en la que nos toca vivir viene caracterizada como nunca por una competitividad que subyace en la apertura de los mercados nacionales y las capacidades de control que cada uno ejerce sobre el propio basada en sus conocimientos, experiencia y el uso de la tecnología; es decir, en sus fortalezas y oportunidades que capta de su entorno local y mundial.
La competitividad consiste en las diversas maniobras realizadas por la empres o las economías nacionales a efecto de reducir los costos sin sacrificar la calidad ni el nivel de vida de los trabajadores con el objetivo de mantener y aumentar su participación en el mercado satisfaciendo los hábitos de consumo locales, obteniendo de esta manera mayores rentas o ganancias.
En este marco, las empresas están dirigiendo sus esfuerzos sobre elementos de competitividad denominados por algunos autores “elementos no costo”, como la calidad, la investigación industrial y el desarrollo tecnológico, los mismos que permiten la innovación y el armada de sectores de producción enteramente nuevos.
En este sentido, al contar con límites de tiempo, el desarrollo tecnológico permite acortar los tiempos, revitalizar a los sectores tradicionales al tiempo que pone en valor al personal capacitado para operar en tiempos de avanzada.
El Foro Económico Mundial (WEF) determina como pilares de la competitividad 12 factores esenciales a los que un estado tiene que priorizar en su potenciación para enfrentar los nuevos retos de una economía en progreso con bienestar, estos pilares son:
1. Las instituciones
2. Infraestructura
3. Estabilidad macroeconómica
4. Salud y Educación Básica
5. Educación media superior y capacitación de calidad
6. Eficiencia del mercado de bienes
7. Sofisticación del mercado financiero
8. Disponibilidad de tecnología
9. Tamaño del mercado
10. Profesionalización de los negocios
11. Innovación
Estos pilares institucionales como herramientas del estado se complementan al objeto de proveer de resultados competitivos en su conjunto.
En el informe de 2019, Bolivia obtiene 51,8 puntos en el Índice de Competitividad, publicado por el Foro Económico Mundial, que mide cómo utiliza un país sus recursos y capacidad para proveer a sus habitantes de un alto nivel de prosperidad. Ha mejorado su puntuación respecto al informe del año anterior en el que obtuvo 51,4 puntos.
Sin embargo, ese valor sitúa a Bolivia en el puesto número 107, es decir que tiene un nivel de competitividad mundial bastante deficiente en comparación con el resto de los 141 países del ranking. Ha empeorado su situación, ya que en 2018 estaba en el puesto 105.
Hace 13 años Bolivia se encontraba en el puesto 97. Los años 2009, 2010 y 2016 ocupó los puestos más bajos: 118, 120 y 116 respectivamente y en relación al 2018, cayó dos peldaños. Del 2006 al 2018 Bolivia tuvo un desempeño promedio de 47,7 puntos, casi 53 puntos menos de la frontera de competitividad que está valuada sobre 100 puntos.
Otros pilares con puntos bajos son: el mercado de producto, el tamaño de mercado que desemboca en un dinamismo empresarial bajo, todos en un promedio de 45 puntos sobre 100.
Según los resultados, en Bolivia no se ha tomado importancia a la ciencia, innovación y tecnología. Según los últimos datos publicados –hace casi una década–, el sector de actividades científicas se situaba en 0,17%, de investigación y desarrollo (I+D) en la actualidad se encuentra en un 0,16%.
¿Qué hace Singapur para tener la economía más competitiva?
Esta ciudad-Estado, conocida como “la perla de Asia”, tiene a la cuarta población más rica del mundo por poder adquisitivo, solo superada por Qatar, Luxemburgo y Macao.
Apenas hace medio siglo era una isla pobre, sin muchos recursos naturales y dominada por los británicos hasta 1965, cuando declaró su independencia liderada por Lee Kuan Yew.
“Singapur tiene una ubicación geográfica estratégica, justo en la zona más poblada y de mayor crecimiento del mundo”, señala a BBC Mundo la profesora Linda Lim, quien se especializa en economía política del sureste asiático en la Universidad de Michigan.
Lee Kuan Yew estuvo al frente del país por tres décadas y estableció un amplio programa económico capitalista con fuerte control estatal, así como desarrollo social educativo, de salud y construcción de vivienda. Fue tan exitoso que ha sido considerado un “milagro económico”.
Sin embargo, también se dio un rígido control social –había órdenes estrictas hasta de cortesía– y la supresión de libertades individuales que incluyó la detención de opositores y la aplicación de castigos corporales, explica Lim.
De la producción manufacturera de la década de 1970 pasó a ser un gran centro de exportaciones y centro financiero mundial en los años 90, además de que sus habitantes empezaron a recibir educación más avanzada.
“Tiene una población capaz de hablar chino e inglés, instituciones sólidas que funcionan y ausencia de corrupción”, destaca la profesora Lim.
En comparación con Latinoamérica y el Caribe, Chile lidera con relativa holgura todos y cada uno de los 12 pilares, aunque en el contexto internacional, se encuentra rezagado en comparación con la OCDE en Capacidad de Innovación y Adopción de Tecnologías de Información.
Después de Chile, con 15 puntos de diferencia le sigue México en la posición 48. Tercero se ubica Uruguay (54) y luego Colombia (57), como el cuarto más competitivo de la región, tras avanzar tres puntos. Costa Rica (62), Perú (65), Panamá (66) y Brasil (71) siguen en el ranking.
Solo Colombia y Brasil registraron avances en esta edición del índice.
En tanto, Argentina (83) Ecuador (90), Bolivia (107) y Venezuela (133) están entre los últimos lugares del estudio (Correo del Sur).
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