En
las organizaciones, el principio de todo es saber de que nada sucede por sí
solo, por lo que el espíritu mismo de un buen liderazgo es hacer de que las
cosas sucedan. Institucionalmente, un directivo administrador tiene que dominar
el arte de las estrategias de las influencias por medio del las cuales hacer
que los subordinados realicen sus labores de manera voluntariamente y de la
forma más eficiente posible, a esta inducción se la denomina influencias con éxito y a las estrategias de
la influencia, poder con eficacia. En este contexto, el investigador Jeffrey
Pfeffer identificó claramente los factores que se deben tener en cuenta para
dotar a las estrategias de influencia con poder de convocatoria.
En
primer lugar, en menester aceptar que existen variados intereses en
prácticamente toda la organización, en la que no todos piensan lo mismo sobre
un interés en particular, ni este interés es compatible con la postura del
otro.
En
segundo término, es imperativo estar en pleno conocimiento sobre las posturas
relevantes que sostienen los individuos y grupos respecto a los temas que son importantes
para uno. Cuando una ponencia es diferente a la postura presentada, es
importante saber en que se funda la diferencia, en el sentido de que es mucho
más fácil influir en las personas que están de acuerdo con la postura que uno
presenta, que convencer a quiénes no la comparten. Saber porqué el otro no
comparte la idea presentada facilita estructurar una estrategia de
convencimiento que influya al cambio de la postura del opositor.
En
tercer lugar, se debe comprender que para que las cosas sucedan es necesario
contar con poder y en el caso de quienes se oponen, se debe tener más poder que
ellos. Esto significa que es esencial tener conocimiento de dónde proviene el
poder y cómo se origina, también se debe estar en dominio, que no hay nada malo
en adquirir poder y ejercerlo siempre que se lo haga con ética y
profesionalismo. Un administrador eficaz con un buen uso de poder, conseguirá
incrementar aún más su eficiencia.
En
cuarto lugar, el mantenerse en dominio de las estrategias y tácticas con que se
adquiere y ejerce el poder, implica comprender la relevancia que tienen las
oportunidades, el saber utilizar en provecho la estructura que presenta la organización
y las formas del poder personal de los conocimientos, las experiencias y el control
emocional como coordinador general de todas las acciones.
En
este marco, un líder no siempre tiene que estar en un puesto formal para
ejercer el poder que intrínsecamente posee; sin embargo, el usarlo es parte
integral del liderazgo.
Referencias
Ivancevich, J., Konopaske, R. and
Matteson, M. (2006). Comportamiento Organizacional. 7th ed. México, D.F.: McGraw-Hill
Interamericana Editores, S. A. de C. V.
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