En el contexto de carencia de valores generalizado, cada líder a la
hora de la toma de decisiones, enfrenta dilemas que requieren de lucidez para
elegir entre una serie de valores y prioridades en competencia, situaciones de
prueba, en la que a los mejores líderes se los reconoce por su compromiso no
solo por su elección de la alternativa conveniente, sino también por hacer lo
que es correcto. En este contexto, Bennis (1985) se pregunta ¿qué significa “hacer lo correcto”?
¿Significa hacer las cosas moralmente correctas? ¿hacer las cosas éticamente
correctas? ¿hacer las cosas correctas para que la compañía tenga éxito? ¿Y quién
esta para decir que son las cosas correctas?
En estas circunstancias, los líderes
no tendrían mayores inconvenientes si la situación que se les presentara fuera
completamente clara; no obstante, en ocasiones, los problemas se presentan
tremendamente difusos, en la que no les es sencillo distinguir lo que es blanco
y negro, de cualquier manera, el líder sea la situación que se le presente,
tiene que hacer honor a la verdad y no a lo que le inspiran otros, en la que
tiene que primar la conducta éticamente correcta; es decir, el apego a la
verdad.
En un liderazgo verdadero, la
mayoría de las personas concuerdan en que la misma se caracteriza por un alto
grado de confianza entre el líder y sus seguidores; en relación a esta característica,
Steve Job co fundador de Apple, expresa lo siguiente: “lo único que funciona en
el management por valores, es encontrar a las personas completamente y
realmente brillantes, pero lo más importante, es encontrar gente que le importe
exactamente las mismas cosas que a uno le importan”
Para Bennis y Goldsmith (1997),
existen cuatro cualidades de líder que inspiran confianza, esta cualidades son:
visión, empatía, consistencia e integridad. En la que primero se tiene que confiar
en los líderes que crean una visión atractiva, que unen a la gente sobre la
base de creencias compartidas y un sentido común de propósito y pertenencia
organizacional. En segundo término, confiar en los líderes que demuestren
empatía con los demás, que comprendan al mundo como se lo ve y se lo
experimenta. Tercero, creer en los líderes que son congruentes; es decir, que
son lógicamente coherentes con sus actos. En cuarto lugar, se debe creer
únicamente en los líderes cuya integridad es fuerte, que demuestran su
compromiso con los principios más elevados a partir de sus acciones; es decir,
aquellos que pese a todas las circunstancias, “hagan lo correcto”.
Referencias
Burke, WW (1985) Líderes: Las estrategias para hacerse cargo. Por Warren Bennis y Burt Nanus. New York: Harper & Row, 1985, pp. 244
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