Saturday, July 1, 2017

HACER LO CORRECTO

        
            En el contexto de carencia de valores generalizado, cada líder a la hora de la toma de decisiones, enfrenta dilemas que requieren de lucidez para elegir entre una serie de valores y prioridades en competencia, situaciones de prueba, en la que a los mejores líderes se los reconoce por su compromiso no solo por su elección de la alternativa conveniente, sino también por hacer lo que es correcto. En este contexto, Bennis (1985) se pregunta  ¿qué significa “hacer lo correcto”? ¿Significa hacer las cosas moralmente correctas? ¿hacer las cosas éticamente correctas? ¿hacer las cosas correctas para que la compañía tenga éxito? ¿Y quién esta para decir que son las cosas correctas?
            En estas circunstancias, los líderes no tendrían mayores inconvenientes si la situación que se les presentara fuera completamente clara; no obstante, en ocasiones, los problemas se presentan tremendamente difusos, en la que no les es sencillo distinguir lo que es blanco y negro, de cualquier manera, el líder sea la situación que se le presente, tiene que hacer honor a la verdad y no a lo que le inspiran otros, en la que tiene que primar la conducta éticamente correcta; es decir, el apego a la verdad.
            En un liderazgo verdadero, la mayoría de las personas concuerdan en que la misma se caracteriza por un alto grado de confianza entre el líder y sus seguidores; en relación a esta característica, Steve Job co fundador de Apple, expresa lo siguiente: “lo único que funciona en el management por valores, es encontrar a las personas completamente y realmente brillantes, pero lo más importante, es encontrar gente que le importe exactamente las mismas cosas que a uno le importan”
            Para Bennis y Goldsmith (1997), existen cuatro cualidades de líder que inspiran confianza, esta cualidades son: visión, empatía, consistencia e integridad. En la que primero se tiene que confiar en los líderes que crean una visión atractiva, que unen a la gente sobre la base de creencias compartidas y un sentido común de propósito y pertenencia organizacional. En segundo término, confiar en los líderes que demuestren empatía con los demás, que comprendan al mundo como se lo ve y se lo experimenta. Tercero, creer en los líderes que son congruentes; es decir, que son lógicamente coherentes con sus actos. En cuarto lugar, se debe creer únicamente en los líderes cuya integridad es fuerte, que demuestran su compromiso con los principios más elevados a partir de sus acciones; es decir, aquellos que pese a todas las circunstancias, “hagan lo correcto”. 
Referencias

Burke, WW (1985) Líderes: Las estrategias para hacerse cargo. Por Warren Bennis y Burt Nanus. New York: Harper & Row, 1985, pp. 244

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