En este contexto, Nadler (1982), considera que el éxito de los programas de
cambio se garantizan a partir de solventar tres problemas esenciales que toda
organización enfrenta en los procesos de cambio: la disminución a la
resistencia al cambio, la necesidad de controlar la transición y la necesidad
de reconfigurar la dinámica política del poder.
La
disminución de la resistencia al cambio, esta en saber disminuir los
sentimientos de resistencia que este despierta en los individuos, grupos e
instituciones, en el que es preciso poner en relieve el estado de
insatisfacción con el estado actual, luego planificar la participación de todos
los niveles en la organización, para luego planificar el sistema de recompensas
al comportamiento que apoyan al cambio y señalar el tiempo y la oportunidad
para desconectar el estado de reposo actual.
En
la etapa del control de la transición, se desechan las viejas prácticas,
facilitando en posicionamiento de las nuevas mediante la comunicación clara de
la visión futurista, incorporando al proyecto a todos los actores con
adiestramiento, desarrollo de mejores prácticas y mecanismos de feedback.
En
la etapa de reconfiguración de la dinámica del poder, se pone en acción el mecanismo de liderazgo
para generar energía de apoyo al cambio,
estableciendo nuevos niveles de intercambio o funcionamiento en la organización
asegurando el apoyo de los grupos clave reforzando la comunicación mediante
símbolos y lenguajes a partir de cimentar la estabilidad y proporcionando un
marco de referencia para la creación de un nuevo estado de cosas, de forma que
la energía que se utilice, brinde elementos necesarios para generar nuevas
formas de operar.
Referencias
Álvarez, M. (2003). El liderazgo de la calidad total. Barcelona: Edit. Praxis
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