El territorio boliviano se encuentra en el
espacio Central de Sudamérica, participando de los tres sistemas hidrográficos del
Subcontinente: Pacífico, Amazonia y Cuenca del Plata. En la parte occidental
del territorio, se encuentra la Cordillera de los Andes y en la parte Oriental
sus llanos y sierras bajas que abarcan desde el Chaco por el Sur hasta la región
Amazónica por el Norte, quedando en el centro los valles que se abren desde las
estribaciones de la Cordillera Andina.
En este contexto, el territorio boliviano es
un espacio central en la que convergen las tres cuencas, convirtiéndola a la
zona en un centro geoestratégico y geopolítico articulador en cualquier proceso
de convergencias económica, política o cultural dentro de Sudamérica.
Estas son las ventajas con las que se presenta
esta especial situación geográfica, principalmente en cuanto a su potencial de vinculación
e integración con el resto de los países de la región; sin embargo, se deben también
considerar limitaciones en cuanto se refiere a su aislamiento geográfico por su
lejanía a los océanos.
Esta situación, desde la óptica geopolítica, ha
dado curso a la teoría de los “Estados Tapones” que son espacios neutros
destinados a amortiguar las tendencias hegemónicas circundantes; en este
sentido, Bolivia vendría a ser el mayor espacio neutro que se desplaza desde el
norte con el Ecuador, continua por el principal Estado Tapón de Bolivia y continua
hacia el sur hasta Paraguay.
Desde esta óptica, Bolivia tiene una misión natural
cual es la de permanecer como país neutral dada la vecindad con los principales
polos de poder en Sudamérica; sin embargo, debe definir también a su territorio
como un espacio y un eje articulador de los procesos de convergencia y de integración
que desarrollen estas latitudes.
En este sentido, las acciones en paralelo que
se deben tener como prioridad para desarrollar la el eje articulador debe pasar
por la vertebración caminera y la preparación de sus recursos humanos de cara a
la cuarta revolución tecnológica en plena era de la globalización, la misma que
demanda un liderazgo de mente global que no se entretenga con las oportunidades
perdidas; sino más bien, concentre todas sus energías en lograr que la zona geoestratégica
surja como una nueva opción histórica subcontinental conectando ambos océanos y
generando desarrollo competitivo en toda la zona neutra.
Referencias
Solares, A. (2010). Integración, Teoría y Procesos. Bolivia y la Integración. EUMED,
Biblioteca Virtual.
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