Tratar de entender lo que es hablar en público y las motivaciones que
nos mueven al entablar una conversación, tal vez podría ayudarnos a definir sus
diferencias en cuanto a estructura, organización, vocabulario, estilo del
mensaje, tono, modulación de la voz, postura y atención; por mencionar algunos
atributos intervinientes.
Partiendo de esta premisa, debemos indicar los elementos que intervienen
en una elocución publica, tales como el nerviosismo inicial previo a la
presentación en público, el contenido del mensaje que debe estar acorde con las
expectativas de la audiencia, duración de la disertación, eficacia en el tono y
la modulación de la voz, también es importante prestar atención a las
reacciones de la platea como receptores del mensaje ya que al no ser eficaces a
la hora de hablar en público conlleva problemas tanto en la imagen del
disertante como en la credibilidad del mensaje y aun yendo mucho más allá, un
mensaje mal elaborado, una postura del comunicador fallida al tiempo de hablar
en publica, podría significar perdidas de dinero, tiempo y oportunidades para
el sponsor.
En cambio, al referirnos a la conversación, estaríamos refiriéndonos a
un diálogo informal entre dos o más personas que intervienen alternativamente
sin un plan previamente definido, por lo que la conversación podría girar en
torno a muchos temas dependiendo del contexto que se trate. Sin embargo debemos
tomar en cuenta que la conversación contiene diferentes atributos como ya lo
mencionamos al principio, a los que se debe poner énfasis para no perdernos en
una generalización demasiado superficial, es así que una conversación podría
ser de tipo estructurada, vale decir, que es aquella planeada de forma
anticipada, con temas definidos previamente y que requieren de un formato
condicionado a cierta adecuación tanto de hora como de lugar. Cuando se trata
de una conversación de tipo cotidiana, espontánea y casual, nos estamos
refiriendo a una conversación no planeada y que deriva de un saludo, un
encuentro o una reunión entre amigos sin temas ni objetivos predefinidos.
La
experiencia personal sobre las situaciones en que debo defender del porqué de una labor realizada y el porqué de tomar algunas
determinaciones a futuro; me llevan a elaborar con anterioridad informes, cosa de contar con el tiempo
suficiente para leer y releer el
mensaje, esto, con el objetivo de
minimizar al máximo los errores, sintetizar el contenido sin que pierda la
claridad de lo que se quiere comunicar, si bien es cierto que debo hablar ante
un directorio, también es muy cierto que la composición escrita del mensaje, me
ayuda mucho a tener la estructura, el orden de las ideas y el tiempo en la que debo desarrollar mi elocución; en
cambio, cuando se trata de la acostumbrada reunión de fin de semana entre
amigos y colegas de trabajo, la situación se presenta de diferente forma, por
lo que la conversación se realiza de forma espontánea y relajada, sin temas
específicos ni tiempo para medir.
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